Hoy me encontraba sentado en "Las Islas" ( gran área verde, parte del campus central de Ciudad Universitaria) disfrutando del viento, la sombra y el sol que ofrecía sin derecho de objeción, el día que transcurria a cuenta del tiempo. Me atrevo a compartiles que esos instantes son los que más disfruto en la vida: cuando te das un respiro dentro de tu esquema diario y dejas que por un momento la imaginación se maneje sin autoridad, inspirando ideas como la que me impulsó a escribir esto. El hecho es que en mi deleite por disfrutar el paisaje universitario tenía la mente en blanco, que de no haber sido por la intervención de un oportuno comerciante , hubiera mantenido su condición de neutralidad. Este curioso sujeto hacía gala de un lenguaje fluido y de una confianza envidiable dentro de su discurso obligado para lograr la venta, el cuál me recitó mientras exponía su mercancía en espera del "visto bueno" de parte del cliente, papel que me tocó desarrollar a mí.
La oferta era la siguiente:
A falta de conocimiento de mercancía de origen indú (porque todo en las cajitas estaba escrito en caracteres árabes y otro idioma que no logré indentificar), elegí el incienso por discriminación de olores, confiando a mi olfato la desición más conveniente. Y en cuanto al peculiar servicio extra...
Me pidió que eligiera varias cartas de entre un mazo de tamaño y número considerables. Después de varias elecciónes, movimientos y posiciones, terminó de ordenar las cartas. Se mostró consentrado, o al menos eso expresaba su semblante, y después de un vistaso y algunas cuantos murmuros que no distinguí gracias a una dicción muy poco clara; se preparó para dictar el veredicto (yo había pedido que me hablara acerca de la escuela y el amor por simple curiosidad de cliché). Yo estaba sentado, y él adoptó la posición en cuclillas desde que empezó el proceso esotérico y dirigiendose a mí dijo algo parecido a esto:
oportunidades dentro de nuestra propia vida. ..::
-- Todos cargamos con algún "detallito" que no nos deja ver más allá de nuestros defectos y nos limita al desarrollar nuestra capacidades: IDENTIFICA EL TUYO.
-- Confía... en tu familia o en tus amigos, en tu pareja o en quien más confianza tengas. Sé humilde y acepta su ayuda y consejo. NO DEJES DE SONREIR.
-- Al final, lo único que hay que hacer es arriesgarse, aventurarse, entregarse a lo desconocido para ENCONTRAR nuevas formas de ser mejor cada día y así abrir nuevas puertas, nuevas oportunidades. ATREVETE.
: EL CHISTE ESTÁ EN QUE UNO QUIERA :
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Después de la intensidad de los últimos parrafos me sentí en la necesidad de aclarar algo. Mi intención no es que mis palabras suenen a ley ni que me considere un terapeuta hecho y derecho sino que gracias a la costumbre de escribir aquí, quise volverlo algo productivo. Si cada vez que abres una pagina web te aparece publicidad inútil, superficial, violenta o sexosa, ¿porqué no usar este medio para algo que valga la pena? Uno nunca sabe. Tal vez haya aportado un buen consejo útil y simple en el momento correcto a tí que estas leyendo esto, y si no es el caso, lo mínimo que puedes hacer es dejarme un comentario en la parte de abajo...digo, si ya te chutaste todo esto pues, por lo menos, un saludo se agradecerá.
Para terminar. Esa tarde me volví diez pesos más pobre, a cambio me hice acreedor de 10 varitas de incienso de olor agradable, no encontré a la señorita Vite (después de verla correr atravez de las islas mientras yo efectuava mi compra) llegué tarde a mi clase de estadística y recordé un lindo y breve poema de Amado Nervo con el cuál me despediré; que precisamente nos recuerda que no es necesario pagar ni diez, ni mil, ni un millon de pesos a cambio de conocer nuestro futuro para "saber por donde pisar la próxima vez cuando las cosas se pongan difíciles" ya que nosotros mismos somos quienes construimos ese camino por el cuál andamos a diario.
Gracias, espero que lo disfruten.
At. Marco
EN PAZ
Amado Nervo
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
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Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
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...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
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Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!